dilluns, d’abril 24, 2006

Valldonzella 12. Patrimonio histórico vs especulación.


[Artículo aparecido en el número 24 del Masala, Mayo-Junio 2005]

La nueva Universidad, edificada en un proceso hiper acelerado, y sus proyectos anexos se están comiendo sin prejuicio otro rincón de Ciutat Vella.

Poca gente, llegando a la imponente y futurista Plaza del MACBA, con sus líneas rectas y frías, lanzándose hacia un futuro que sabe siempre más de especulación, podría imaginarse que justo a sus espaldas, tras modernas construcciones y al lado de la rambla, aún queda un auténtico rincón del Raval. El edificio Valldonzella 12. Una isla solitaria circundada y asediada por voraces arquitecturas modernas. Una construcción que por sus formas se parece a un antiguo buque que surca las peligrosas aguas de las perspectivas especuladoras de las empresas constructoras. Las cuales desde hace tiempo están literalmente echando abajo el Casc Antic.


Es uno de los últimos testimonios de la antigua arquitectura industrial del barrio. El edificio, construido al final del siglo pasado, se hace notar por la hermosura de sus estructuras, sobre todo comparadas con su entorno, constituido por edificios modernos grises y cuadrados, sin otro criterio de construcción que el ahorro de materiales y la velocidad de realización de las obras. Criterios que aquí en Barcelona pasan demasiado fácilmente bajo el ambiguo nombre de "arquitectura contemporánea". Nacido como fábrica, gracias a su estructura polivalente y sus grandes espacios, ha hospedado, en sus mas de ciento cincuenta años de vida, diferentes actividades relacionadas estrictamente con la vida social del barrio y de la ciudad. El edificio consta de una parte habitacional y de un patio interior, evidentemente núcleo de las actividades de la antigua fábrica, en el que actualmente se asoman varios talleres artesanales. El elemento más considerable del complejo es una alta chimenea, monumento de notable importancia histórica e innegable belleza que tendría que ser salvaguardado en los planes de una revaloración del territorio urbano. Lástima que las intenciones sean bien distintas. En los nuevos proyectos urbanísticos, en lugar de este monumento, los geniales arquitectos contemporáneos, bien han pensado en "construir" un estacionamiento.

¡No estamos de acuerdo! Y por diferentes razones.
En primer lugar en esta zona, justo adyacente a los museos MACBA y CCCB, ya hay dos otros grandes aparcamientos subterráneos, ambos en el radio de unos cien metros. Además estamos convencidos que nuevas obras y servicios que sean necesarios para la ciudad, pueden y tienen que ser pensados respetando sus raíces histórico culturales. No estamos para nada convencidos que valga la pena echar abajo un edificio histórico para hacer una explanada de cemento con cuatro arbolitos arriba de un aparcamiento, además en pleno centro.

¡Creemos firmemente que el ayuntamiento debería hacerse cargo de una política real de revalorización del territorio urbano, respetando los espacios humanos; y no avalar ni fomentar fenómenos de clara especulación, dañando la calidad de vida en los barrios!

Otro grave problema: la emergencia habitacional. Desde hace ya años, se está asistiendo a un fenómeno que se expande en la mayoría de las grandes capitales: la inexorable deportación de los vecinos de los barrios del centro. "Los centros" se van despoblando de vecinos a medida que en su lugar se llenan de centros comerciales hoteles y bancos. Cambiando radicalmente y masivamente los espacios urbanos, nos transforman la cara de la ciudad en la que estamos acostumbrados a vivir. Nos obligan a relacionarnos con lugares siempre más asépticos y fríos, revolviendo completamente su significado. El centro, de ser lugar de vivienda, núcleo de intercambios sociales, se vuelve puro escaparate, un reclamo comercial donde no queda espacio (¡ni físico!) para las relaciones humanas.


Actualmente en Valldonzella 12, sin contar los talleres, residen mas de 20 personas. En su mayoría jóvenes y una familia. La ocupación empezó, de forma totalmente pacífica, hace aproximadamente tres años. El estado del edificio no es peor que muchísimas de las opciones del barrio viejo de Barcelona. La afortunada ubicación de la finca, ha permitido generar encuentros entre diversos colectivos culturales y sociales, dándole al espacio un carácter de creación y reunión. Con el claro objetivo de negociar con las necesidades básicas, el aspecto de la vivienda se ha convertido en una fuente de especulación constante y creciente. La situación de precariedad, generalizada en los estratos sociales de jóvenes y trabajadores, ha llevado a una real problemática social respecto a la vivienda, alejando la posibilidad de encontrar alquileres accesibles, transformándola en un lujo que pocos pueden permitirse con comodidad, y que conlleva a una condición de escasez y de trabajo permanente, con el único fin de pagar una reducida habitación.

Ahora Valldonzella 12 se encuentra en un momento crítico, en el que la empresa que gestiona los intereses de urbanismo del ayuntamiento (Focivesa), se aproxima a la realización de su proyecto. Han derribado ya los dos edificios contiguos, y la zona del patio y talleres está siendo tapiada día a día, blindando el acceso a las naves que se van quedando vacías. Todo esto es indicativo que lo único que falta por resolver, es la situación respecto a los que habitamos el edificio. Por lo que debemos hacer de conocimiento público la poca información que nos llega respecto a los procesos y planes de Focivesa. Hasta el momento no hemos recibido notificación alguna de las fechas que destinan para el derribo. Sin embargo es evidente que es cada vez menor el plazo que tenemos para conseguir otras opciones de vivienda. Y también conocemos cuales son los términos y márgenes de tiempo con los que suele actuar el ayuntamiento en casos de desalojo. Por esto es importante hacer evidente el proceso que llevan estas empresas adelante, para evitar que a raíz de la desinformación se sigan cometiendo atropellos a los derechos civiles básicos.